Cuando se habla de música tradicional, folklórica y popular… ¿te haces un lío? Vamos a ver si ponemos un poco de luz en esta materia con una relación de particularidades respectivas entre las diferentes definiciones:
La música tradicional o folklórica es, originalmente, de transmisión oral, aunque hoy en día forma parte del contenido formativo en conservatorios, escuelas y academias.
La música tradicional o folklórica es anónima, y en todo caso forma parte de la propiedad intelectual de un colectivo social, un pueblo, o una nacionalidad histórica.
En este sentido, la música tradicional o folklórica, se integra dentro del patrimonio del lugar en donde se genera, permanece y desarrolla, constituyendo una seña de identidad de quien la porta.
En origen, la música tradicional y folklórica aparece y permanece porque cumple una función práctica. Puede ser ritual – espiritual, identificarse con labores u oficios antiguos, o cumplir con funciones de ocio y/o relaciones entre personas.
La música tradicional y folklórica no es producto de una moda, y por ello cumple su función durante un tiempo considerablemente largo.
La música tradicional y folklórica no tiene una única expresión homogénea en cada uno de sus estilos, sino que se adapta al territorio y al tiempo en que se produce, generando variantes reconocibles por su misma matriz de origen, pero diferentes en detalles y formulaciones. En este sentido, ninguna de las variantes es ni mejor ni peor que la otra, sino que atienden y responden a diferentes modificaciones motivadas por el propio carácter colectivo de sus manifestaciones.
El conjunto de las músicas tradicionales y folklóricas de un lugar, un colectivo, una etnia o una nacionalidad, es identificable y se convierte en un género que define al colectivo y lo diferencia de cualquier otro.
La música popular tiene autoría intelectual definida. La crea una persona o un colectivo. No obstante, dependiendo de la aceptación popular que una creación pueda tener, puede llegar a sentirse como propia de un lugar o colectivo social.
La música popular bebe en las fuentes de la tradicional, pero se deja influenciar por otras corrientes estéticas universales, por lo que puede llegar a ser identificada como seña de identidad de un pueblo, colectivo o nacionalidad, pero no es imprescindible.
La funcionalidad de la música popular reside fundamentalmente en un ámbito festivo o incluso reivindicativo, aunque puede ser muy variado y adaptarse a muy diversos grupos receptores, a nivel universal.
La música popular es muy sensible a modas y corrientes estéticas, por lo que está en continua revisión y sufre modificaciones constantes en cuanto a sus diferentes presentaciones e interpretaciones.
La música popular se difunde de una manera dinámica y activa por diferentes medios, y alcanza unas cuotas altas entre sus receptores, aunque no tienen por qué mantenerse en el tiempo siendo desplazadas algunas propuestas por otras más sugerentes o, simplemente, más actuales.
La música popular no tiene por qué generar un estilo, aunque pueda hacerlo. Dependerá de la rotundidad de la propuesta y, sobre todo, de la aceptación y diversidad de sus repetidores, bien sean agrupaciones y solistas, o el propio pueblo asumiéndola como propia.
No siempre la música popular consigue ser parte de la carta identitaria de un colectivo o nacionalidad aunque, en ocasiones, cuando confluyen varios focos creativos alrededor de un mismo género recién creado, y después de que varias generaciones lo asuman como propio, se consigue que la música popular se asiente y defina al mismo colectivo.
Y por último, la música popular se defiende y maneja mejor en canales más comerciales que la música tradicional y folklórica.
La utilización de estos términos (tradicional, folklórico y popular), habitualmente se confunden y se mezclan. Aunque, en algunos aspectos, las fronteras entre unas definiciones y otras no sean muy nítidas y precisas, sí que existen elementos diferenciadores para que los que participamos de alguna u otra manera en colectivos musicales tanto folklóricos como populares, nos empeñemos en seguir defendiendo.
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